EL CUIDADO DE UN HUEVO
En la clase de dialéctica, cuando la profesora nos entregó un huevo mi mente se transmitió de inmediato a mi colegio, ya que cuando cursaba sexto de primaria me dejaron como tarea cuidar uno de estos, arreglarlo, pintarlo, ponerle ropa, hacerle un lugar para dormir, llevarlo durante el descanso y cuidarlo por aproximadamente dos o tres semanas; en pocas palabras tenía que tratarlo como a un hijo lo que generó que fuera una experiencia muy sobreprotectora, en donde me tomaba ese rol de madre muy enserio, hasta llegar a tal punto que ni dejaba el cuidado de este en manos de compañeros que no les tuviera confianza o que no fueran responsables. Todo esto me llevo a tener un verdadero reto el cual me implicaba responsabilidad, empeño y el tener que esforzarme para cumplir el objetivo que era cuidarlo y llevarlo a clase sin ningún daño.
Volviendo a esta época, más adelante cuando la profesora siguió dando las indicaciones apropiadas para esta actividad, comprendí que en verdad la labor que debía realizar era similar a la que hice aquella vez, solo que las circunstancias habían cambiado porque ya el lugar en donde me encontraba era más retirado de mi casa y además tendría que llevarlo en un medio de transporte que es bastante complicado por lo cual me implicaba que todos esos cuidados que tuve en ese entonces tendría que reforzarlos. Por tal motivo cuando me subí al Transmilenio, deje abierta una parte de la maleta para poder ver el huevo y recordar que no iba sola y que tendría que tener más precaución para que las demás personas por su afán no le hicieran daño. Cuando llegue a casa pasó lo mismo, le comente a mi familia la nueva actividad así que les recomendé la debida precaución para que no le fuera a pasar nada.
Esta actividad fue muy interesante ya que pude pensar en varios aspectos como el cuidado que se debe tener hacia una persona el cual implica cambios para nuestra vida es decir requiere que se le preste más atención, me permite ser menos egocéntrica y tener presente que la otra persona también vale y que en mis manos esta su cuidado. De igual manera me permitió pensar que las personas que llegan a nuestra vida pueden ser tan frágiles como un huevo y debemos valorarlas porque no sabemos por cuanto tiempo vamos a poder compartir y vivir experiencias con ellas. Por otro lado pude aprender que en el ámbito profesional nos podremos encontrar con muchas personas y está en nosotros proporcionar un adecuado acompañamiento y respetar sus intereses ya que si llegamos a lastimarlas se podría comenzar a dañar y romper aspectos importantes de cada uno y después a pesar de los muchos intentos que se hagan no se podrán reparar